Los indicadores reproductivos de la población adolescente en México son motivo de preocupación para diversos sectores de la sociedad. En general, se ha identificado que las tasas específicas de fecundidad adolescente han fluctuado de 69.2 hijos por cada mil mujeres de 15 a 19 años en 2009 a 77.0 hijos en 2014 a 70.6 en 2018 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2018), sin que se presente una reducción de las mismas; adicionalmente, también se ha documentado el incremento de los nacimientos de mujeres menores de 15 años (Meneses y Ramírez, 2018). Ante tal panorama, resulta necesario profundizar en los contextos sociales, educativos, familiares, de pareja y personales que se asocian con el comienzo de la vida reproductiva antes de los 20 años; situación que en algunos casos sucede sin plena garantía de los derechos sexuales y reproductivos de esta población.
Éste ha sido un tema de investigación prioritario para la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (ENTS-UNAM), por lo que en 2017 se inició un proyecto financiado por la Fundación Gonzalo Río Arronte (FGRA) para realizar una investigación de tipo cuantitativa y cualitativa que permitiera profundizar en este fenómeno y sentara las bases para el diseño de estrategias de intervención, así como de programas y políticas públicas. De manera particular, para la realización del proyecto cuantitativo, se solicitó a Investigación en Salud y Demografía (Insad) la realización del diseño muestral y del levantamiento en campo de la Encuesta Nacional de los Factores Determinantes del Embarazo Adolescente (ENFaDEA).
En el diseño de las preguntas participaron también aproximadamente 41 investigadores de diversas instituciones educativas de nivel superior, así como de instituciones de salud. Esta encuesta se enfocó en mujeres nacidas entre 1993 y 1997 que en 2017 tenían entre 20 y 24 años de edad, residentes habituales de los hogares de zonas urbanas y rurales de México. La ENFaDEA tiene como objetivo principal precisar los factores sociales, familiares y personales que influyeron en que determinadas mujeres vivieran un embarazo en la adolescencia, a fin de identificar los aspectos en los que es necesario incidir para prevenir embarazos no planeados en esta etapa de la vida.
fuente: https://trabajosocial.unam.mx/