La visita domiciliaria es una de las técnicas más importantes y enriquecedoras en el trabajo social. A continuación una explicación amplia con ejemplos:
La visita domiciliaria consiste en que el trabajador social acude al hogar o entorno familiar del usuario para obtener información directa sobre su situación, observar sus dinámicas relacionales, identificar necesidades y aplicar intervenciones in situ.
Esta técnica ofrece varias ventajas frente a las entrevistas en un espacio institucional:
1. Observación del contexto real: El profesional puede apreciar de primera mano las condiciones de vivienda, nivel socioeconómico, higiene, factores de riesgo, etc. Ejemplo: en una visita se observa hacinamiento, falta de servicios básicos y violencia intrafamiliar.
2. Ambiente natural: Las personas suelen sentirse más cómodas y abiertas al expresarse en su propio ambiente familiar, lo que facilita establecer un rapport de confianza. Ejemplo: una madre se muestra más receptiva a hablar de sus dificultades con la crianza de los hijos en su hogar.
3. Participación familiar: La visita permite involucrar a todos los miembros de la familia, no sólo al usuario principal, obteniendo una visión más integral de sus dinámicas. Ejemplo: durante la visita, los hijos se animan a expresar sus inquietudes.
4. Intervención directa: Se pueden realizar intervenciones psicosociales, técnicas de resolución de conflictos, consejerías al momento, acordes a las necesidades puntuales observadas. Ejemplo: en una discusión entre la pareja, aplicar técnicas de comunicación asertiva.
5. Dar seguimiento: Las visitas periódicas permiten dar un seguimiento longitudinal a la evolución de los casos, ver avances, retrocesos y ajustar estrategias. Ejemplo: controlar la evolución del caso de una madre soltera y sus hijos mes a mes.
La preparación es clave, como revisar la información previa del caso, definir objetivos, elegir el momento oportuno y tomar previsiones de seguridad de ser necesario. Durante la visita se aplican técnicas como la observación participante, entrevistas semiestructuradas, genograma, registros anecdóticos, etc.
Asimismo, se requiere seguir protocolos éticos de respeto a la privacidad, manejo de situaciones difíciles, construcción de confianza y adoptar una actitud empática, humilde y no enjuiciadora.
En resumen, la visita domiciliaria es una técnica óptima para el trabajo social al permitir examinar e intervenir de manera integral e in situ en las realidades familiares y comunitarias.